El interferón Alfa-2b, retroviral fabricado en Cuba y aplicado en hospitales de la Isla a pacientes contra infecciones virales provocadas por el VIH, el virus del papiloma humano y las hepatitis tipos B y C, no es la cura del coronavirus (COVID-19), tal y como han señalado varios medios de prensa.

Aunque ninguna investigación ha demostrado que la aplicación del fármaco sea efectiva en la lucha contra el coronavirus, organismos y entidades estatales de la Isla han difundido supuestas informaciones sobre el éxito de su aplicación en Wuhan, principal foco desde donde se propagó la pandemia.

Ante la expansión global de la epidemia, las autoridades cubanas han buscado desmarcarse de la tesis del Interferón como cura, declarando que solo es uno de los fármacos que se esta aplicando para el tratamiento del COVID-19.

“El Interferón es un producto terapéutico, pero no es una vacuna ni cura la Neumonía de Wuhan”, dijo al diario peruano La República Eduardo Martínez, presidente de BioCubaFarma.

Otros funcionarios cubanos, como el director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), Gerardo Guillén Nieto, han explicado a la Televisión Cubana las ventajas del fármaco.

“El Interferón estimula la producción de enzimas que destruyen el material genético que hacen que el virus se pueda multiplicar”, dijo Guillén Nieto, destacando los beneficios del medicamento a la hora de reducir los contagios.

Producido desde enero de este año en la planta chino-cubana ChangHeber de la provincia china de Jilin, el Interferón es uno de los productos estrella de la biotecnología en Cuba.

El pasado viernes, presidente de BioCubaFarma aseguró que el Interferón alfa-2b ya había sido solicitado por otros países para la contención del coronavirus.

“Estamos recibiendo solicitudes de un grupo grande de países que nos están pidiendo ofertas. Tenemos la capacidad para suministrárselo sin poner en riesgo las cantidades que se requieren para el país”, declaró el funcionario en rueda de prensa.