La denuncia hecha por Dianelys Alfonso, la "Diosa de Cuba", contra José Luis Cortés "El Tosco", Premio Nacional de Música 2017, por presuntos abusos verbales, físicos y sexuales en el pasado, ha provocado tanto cuestionamientos como apoyos para la intérprete.
"Estoy realmente preocupada, porque estoy enfrentándome a una persona que es importantísima en este país, un músico muy reconocido", dijo Alfonso en entrevista con Deutsche Welle.
"Me preocupa muchísimo que vayan a tapar una realidad por defender la cultura cubana a los ojos del mundo", comentó, al tiempo que aseguró: "No puedo decir que me siento mal por haberlo dicho. Dentro de mí hay una sanación, hay una parte de mí que está tranquila. Ahora mis miedos son otros."
Después de su denuncia, hecha pública el pasado 14 de junio durante una entrevista en vivo, tanto en redes sociales como por teléfono la intérprete ha debido confrontar una avalancha de cuestionamientos sobre la veracidad de su relato, sobre el momento, el espacio y el lenguaje con que lo narró y sobre su autoridad para hacerlo.
También, aseguró, ha recibido numerosos mensajes de apoyo "privados", que decidió grabar y publicar contra el hostigamiento y el descrédito.
"Entre las personas que lo vivieron, el silencio ha sido total, la gente tiene miedo", lamentó.
Tras recibir "un mensaje de amenaza de José Luis Cortés", Alfonso presentó la denuncia formal el 21 de junio contra "El Tosco" por amenaza en una estación policial del municipio habanero de Playa, luego de varias asesorías y con múltiples obstáculos. También allí supo que antes había sido denunciada por parte del músico por difamación.
Sandra Abd'Allah-Álvarez Ramírez, psicóloga y bloguera feminista cubana, confirmó que Alfonso "está recibiendo apoyo jurídico y psicológico" solidario pero discreto, por las tensiones que involucra el caso.
"Otra vez el miedo de las víctimas a denunciar sale a flote", escribió Álvarez Ramírez en Facebook: "Tenemos que mostrar pruebas una y otra vez para que se nos crea", "se nos pide que mantengamos el silencio a toda costa", y "existen mujeres cómplices de la violencia de género, quienes, sin pensarlo dos veces, se ponen del lado del maltratador", lamentó.
En las redes sociales se crearon las etiquetas #DiosaYoSíteCreo y #noestassola, en su apoyo.
Vinculada a esas denuncias, la actriz y dramaturga Violeta Rodríguez Chaviano, hija del cantautor cubano Silvio Rodríguez, denunció en su muro de Facebook que había sido abusada "por un hombre cubano, famoso y poderoso. Callé durante más de 20 años porque no quería sonar a lamento", escribió, para más tarde eliminar su publicación, según Deutsche Welle.
Mientras, la investigadora social feminista Ailynn Torres Santana advirtió sobre "los peligros y desafíos de procesar casos de violencia de género en el espacio público: por las posibilidades que abre en el plano de la concientización de la sociedad en general y de otras mujeres que también han sido violentadas; y por el tipo de reacciones que tienen lugar en las redes sociales, que pueden revictimizar a las víctimas".
Varios participantes en el debate coinciden en que el testimonio de "La Diosa" confirma estadísticas recientes acerca de la violencia de género en Cuba como un poblema que el Gobierno evita asumir.
La última Encuesta Nacional Sobre Igualdad de Género, en 2016, mostró que el 26,7% de las mujeres de 15 a 74 años fue víctima de "alguna manifestación de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses", cifra comparables a estadísticas globales, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
Asimismo, en mayo pasado las autoridades cubanas reconocieron por primera vez, en un informe internacional, la incidencia de los femicidios en la Isla.
Según fuentes oficiales, 1.086 mujeres cubanas murieron por agresiones entre 2010 y 2017. La cifra más baja se reportó en 2016, con 120 casos; la más alta, en 2014, con 157.
Activistas, abogadas y periodistas independientes denuncian con frecuencia la indefensión de las cubanas ante la violencia machista y la falta de instrumentos legales suficientes e instituciones para proteger a las víctimas.
También, alertan sobre las bajas tasas de denuncias, la necesidad de una ley específica contra el flagelo y la revictimización que sufren las mujeres luego de contar episodios de violencia.
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